Mon. Oct 14th, 2024

Si algo diferencia al fútbol de buena parte del resto de los deportes es la alta tasa de imprevisión. Porque, así como en la fase regular de la NBA el equipo que debe ganar, gana, o en la Fórmula 1 el auto que parte como favorito es el que finalmente llega primero, en el fútbol no todo está tan asegurado de antemano.

Que Vélez sea finalista de la Copa de la Liga después de 2023 preocupante y un inicio de torneo muy flojo, en el que el objetivo primordial era sumar la mayor cantidad de puntos para escaparse del descenso, es un ejemplo más de esa dosis de sorpresa que hace al fútbol tan atractivo.

Una foto no muy lejana: el 4 de febrero de este año, el conjunto de Liniers sufrió una derrota categórica, por 5 a 0 en el Monumental frente a River, por la fecha 3 de la Zona A. Ese día tocó fondo: puesto 14 de la tabla entre 14 equipos.

El resumen del partido

Desde ese momento, encadenó ocho triunfos en 12 partidos (además de tres empates y una derrota, ante Talleres); primero se metió por la ventana en los playoffs (arrancó la última fecha en el sexto puesto y se dieron todas las variables posibles para conseguir la clasificación) y ahora en la final, donde espera a Estudiantes o Boca, que juegan este martes desde las 20, en Córdoba.

Fiel a su historia, esa que hace 30 años lo llevó a la cumbre de América primero, con la conquista de la Copa Libertadores a fines de agosto del 94, y a la cima del mundo en diciembre de ese mismo año, cuando le ganó al poderoso Milan de Arrigo Sacchi la Copa Intercontinental, Vélez se enfocó en sus inferiores. Fueron los pibes los que pusieron el pecho cuando el club necesitaba resurgir de las cenizas.

Un dato que confirma la confianza de Vélez en la cosecha de su semillero: tres de los cuatro pateadores que convirtieron en la definición con Argentinos fueron futbolistas surgidos en el club de Liniers: Roberto Joaquín García, Santiago Cáseres y Lenny Lobato, autor del remate decisivo.

Solo los chicos

En la defensa es frecuente ver a Valentín Gómez (categoría 2003), Roberto Joaquín García (2001) y Tomás Cavanagh (2001).

Gómez llegó a Vélez desde San Miguel (Provincia de Buenos Aires) a los 10 años. Allí hizo todo el camino de inferiores, en donde compartió equipo con un grupo que se destacó por el fútbol bien jugado, algo que coronó con títulos en Novena -invictos- (2017) y Octava (2018), y un subcampeonato en Séptima (2019).

Su llegada a Liniers fue de la mano de un campeón del mundo: Héctor Almandoz. “El Coio es amigo de mi viejo y yo lo conozco desde que nací. Siempre me insistía. Era todo muy nuevo, porque jugaba en una escuelita de San Miguel que se llama La Fábrica, nunca había jugado ni siquiera en FAFI y encontrarme con todo lo que es esta institución… bueno, nada fácil”, compartió en 2021 al sitio oficial de Vélez, cuando firmó su primer contrato. Ese mismo año comenzó a cursar el Profesorado de Educación Física.

“Es una alegría inmensa, un orgullo. El año pasado realmente la pasamos muy mal y este grupo nunca se rindió. Siempre fue para adelante. A nuestra manera, a veces jugamos mejor y en otras peor, pero el grupo siempre dio la cara y le respondió al hincha, a toda la gente que hoy nos vino a bancar. Estar a punto de jugar una final, y más siendo un chico del club, es algo muy emocionante”, expresó Gómez ayer en San Nicolás, tras la victoria por penales ante Argentinos.

Zurdo y de buen porte (1,80 metros de altura), Valentín puede jugar en cualquiera de los dos puestos de la zaga y nada le impide imaginarse campeón: “La final la vamos a salir a ganar, vamos a hacer nuestro juego. Ojalá que el trofeo venga para Liniers. Me animo a soñar desde que nos clasificamos, ¿cómo no lo voy a hacer ahora?”.

García es oriundo de La Matanza y llegó a Vélez a los 8 años. En la categoría 2001 compartió equipo con Thiago Almada. Lateral derecho, tuvo ante Argentinos la responsabilidad de poner a su equipo en ventaja en la definición, luego de que Leonardo Heredia mandara su remate a las nubes. Definió con calidad, a la derecha del Ruso Rodríguez.

“Busco ser protagonista en este Vélez. Todo este tiempo, desde chiquito porque llegué a los seis años, trabajé por estar acá. Quiero devolver al club todo lo que me brindó en estos años”, declaró cuando firmó su contrato hasta diciembre de 2025.

Cavanagh controla el lateral izquierdo, aunque también puede jugar sobre ese sector, pero en el mediocampo. Altísimo (1,84 metros), este zurdo se destaca por su elegancia. Nació en Amenábar, provincia de Santa Fe, en enero de 2001, y dos veces se le abrieron las chances de afirmarse en primera gracias a Braian Cufré. La primera fue en 2020, cuando se fue vendido, y la otra llegó ahora, después de que Cufré fue apartado del plantel profesional por ser uno de los cuatro futbolistas acusados de abuso sexual por una periodista tucumana. Los otros incriminados son Sebastián Sosa, Abiel Osorio y José Ignacio Florentin. Los cuatro dejaron de formar parte del equipo. Frente a Argentinos jugó por primera vez desde el inicio en esta Copa de la Liga y fue el que más recuperaciones logró (5) y el primero en quites (4).

De Parque Leloir al mundo, Cáseres nació en 1997 y forma parte del grupo de experimentados del plantel. Sin embargo, también surgió del inagotable semillero velezano, al que arribó con 8 años. Debutó en 2017 y un año más tarde ya estaba jugando en Villarreal, de España, en una transacción que le dejó a las arcas del club 8.000.000 de euros libres de impuestos. También cosechó experiencia en el fútbol mexicano, donde defendió la casaca del América entre 2019 y 2021. Cuando a comienzos de 2022 Vélez le compró a Villarreal su ficha, Santiago se ilusionaba: “Es el momento de pegar el salto de pelear por los campeonatos. Llevamos varios años de sequía y sentimos internamente en el plantel que es el momento de intentar conseguir uno. Nos preparamos para eso. Estamos muy unidos”.

Thiago Fernández es porteño, acaba de cumplir 20 años, debutó el año pasado y apenas lleva disputados 18 encuentros. De ellos, solo en ocho ocasiones fue titular. Diestro y atrevido, quizás su única debilidad sea su contextura física pequeña, que le da velocidad y al mismo tiempo fragilidad en la lucha cuerpo a cuerpo. De muy buen manejo del balón, se destaca como un enganche rápido y versátil, con una gambeta corta peligrosa.

Christian Ordoñez cumplirá 20 años el próximo 24 de julio. Llegó a Vélez a los 9 años desde el Barrio Los Pinos, de la localidad bonaerense de Moreno. Serio, sereno y con inteligencia para administrar el balón, ante Argentinos tuvo una correcta labor como volante por la derecha y fue amonestado.

El nieto brasileño de la vedette

A Lenny Lovato (categoría 2001) le tocó el premio mayor: anotar el penal que clasificó a Vélez a la final. El chico lo gritó con todas sus ganas y salió disparado para abrazarse con todo aquel que se cruce por su camino. Su apellido se relaciona directamente con una estrella del espectáculo porteño: es nieto de Nélida Lobato, una de las primeras vedettes destacadas de la Argentina.

Lenny nació en Buzios, una ciudad del estado de Río de Janeiro muy frecuentada por argentinos durante la época vacacional. Allí jugó un breve tiempo en el Madureira, de esa región carioca, antes de emigrar a la tierra de sus padres. El hombre clave para que en 2018 se sumara a las inferiores de Vélez fue su tío, fanático del Fortín, quien le tramitó una prueba. En realidad, fue un reencuentro: Lenny había participado de la colonia de vacaciones e incluso fue socio.

“Estamos muy felices. Uno lo entrena y lo sueña. Soñé con este penal anoche porque sabía que podíamos llegar a los penales”, dijo Lenny tras la clasificación en San Nicolás. En relación a lo cerca que estuvo el Fortín de perder la categoría en 2023, destacó: “A principio de año nos propusimos esto con el grupo porque no queríamos ver sufriendo a nuestros familiares, seres queridos y a todos los hinchas. Este grupo es muy resiliente porque pasamos por muchas cosas y nos unimos”.

Lobato es el cuarto brasileño de la historia que juega en Vélez. Los anteriores: Eduardo Pimentel (1962-63), Kaneko (1970) y Junior Da Silva (2002), aunque Lenny es el primero surgido de las Inferiores.

Las joyas

La gran esperanza de esta camada es Alejo Sarco. Nacido el 6 de enero de 2006, el chico nacido hace 18 años en Alberti (norte de la provincia de Buenos Aires) aun intercala titularidad con suplencia y atraviesa la etapa de consolidación en Primera, con los habituales altibajos de ese período.

Atrevido, se destacó en los pocos minutos que jugó frente a Godoy Cruz (marcó un gol que luego invalidó el VAR) y posiblemente la expulsión de Braian Romero le impidió ser tenido en cuenta ante Argentinos. Pero, al mismo tiempo, la sanción que recibirá el delantero le abra una puerta para jugar desde el inicio la final del domingo próximo.

Alguna vez le pidieron que resuma su estilo y respondió, con algo de vergüenza: “Me destaco con el tema de la potencia, las diagonales a espaldas de los centrales y siempre buscar el gol. Me gustaría mejorar el tema de salir a pivotear y buscar la pelota más abajo, es algo que vengo practicando”. No es casual que su apodo sea El Toro. Campeón invicto y goleador del equipo con 12 conquistas en la octava división en 2021, su crecimiento fue meteórico: dos años más tarde ya se entrenaba con el plantel profesional. Al mismo tiempo, ya sabe lo que significa representar a la Argentina: disputó el Sudamericano Sub 17, el año pasado en Ecuador.

La otra gema que tenía Vélez en sus inferiores emigró rápido. Gianluca Prestianni, también categoría 2006, se convirtió el 24 de mayo de 2022 en el jugador más joven en debutar con Vélez en la era profesional. Tenía 16 años, tres meses y 22 días.

Poco más de un año después, en julio de 2023, denunció públicamente que había sido amenazado por la barra brava del club y exigió ser transferido. “Llegamos a la Villa Olímpica, nos cruzaron los autos y nos golpearon. Cuando bajé la ventanilla me gritaron y me pegaron dos veces en la cara. Me agarraron del cuello y de la campera”, aseguró en diálogo con ESPN. Y agregó: “Vélez es un club demasiado hermoso que siempre nos brindó todo en todas las áreas y que ahora pase esto no nos gusta nada. Tengo miedo, como mis compañeros. Muchos no querían volver a sus casas. No sabemos qué puede pasar la próxima”.

Sobre su posible partida, Prestianni anticipaba entonces: ”Es una decisión difícil. Tengo que hablarlo con mi familia que es hincha de Vélez. No sé qué hacer, pero lo tengo que ver”. Finalmente, en enero pasado hizo las valijas y emigró a Benfica, a cambio de US$ 8.000.000. Hasta el momento jugó solo 4 partidos en el Benfica B, que compite en la Segunda división de Portugal.

By magazineturisticodigital.com.ar

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