Uno de los laboratorios productores de las primeras vacunas disponibles para Covid durante la pandemia ratificó en tribunales de Reino Unido que las dosis de su producto podía causar trombosis. Es en una demanda colectiva contra el laboratorio AstraZeneca por 51 casos de muerte y secuelas asociadas con el inmunizante desarrollado con la Universidad de Oxford.
Para Marta Cohen, patóloga pediatra, este tipo de complicación suele aparecer a los pocos días de la aplicación del suero. “No se han descripto casos de ocurrencia a los tres años”, señaló.
Aun cuando la noticia pasó casi inadvertida localmente, excepto por The Telegraph, la presentación de los abogados de la laboratorio atrajo más atención en los últimos días en otros países, donde se aplicó la vacuna. En la Argentina, arribaron poco más de 29,6 millones de dosis en un año, a partir de febrero de 2021.
De resultar favorable para los demandantes, este juicio por daños estimados en millones de libras podría traducirse en presentaciones en otros países. En Reino Unido, son 81 los decesos atribuidos al síndrome de trombosis con trombocitopenia, que provoca la aparición de coágulos en sangre con un descenso de las plaquetas, lo que favorece los sangrados internos.
Esa cifra de casos mortales se dio en alrededor de 50 millones de dosis aplicadas en ese país (probabilidad estimada de un caso por cada 50.000 personas inoculadas), además de personas que se recuperaron con secuelas. En Europa, se habrían identificado durante la pandemia alrededor de 220 casos. En la Argentina, oficialmente se atribuyeron en el último informe publicado tres decesos al mismo síndrome tras el uso de dosis de AstraZeneca/Covishield (0,011 por cada 100.000 dosis).
En marzo de 2021, en Europa se informaron los dos primeros casos de trombosis asociada con esa vacuna de adenovirus –uno en Austria y otro en España–. Así se documentó científicamente el nexo con lo que se denominó trombocitopenia trombótica inducida por vacuna (VITT, por su nombre en inglés). Esa información llevó al gobierno británico, entre otros países, a modificar su campaña de vacunación. La Organización Mundial de la Salud elaboró guías para el manejo en esos casos y alertó a los sistemas nacionales de vigilancia de seguridad de las vacunas a monitorear la aparición de trombosis en los 10 días posteriores a la aplicación de dosis para Covid.
El primer caso que dio lugar a la demanda colectiva en los tribunales británicos es el de Jamie Scott, que tras recibir la vacuna en abril de 2021 sufrió una lesión cerebral permanente debido a un coágulo que se alojó en el cerebro seguido de una hemorragia que le causó secuelas físicas al punto de impedir que pudiera volver a trabajar, entre otras actividades habituales. Luego de la incorporación de los demás casos, en febrero pasado AstraZeneca respondió por escrito al tribunal que su vacuna “puede, en casos muy raros, causar síndrome de trombosis con trombocitopenia”, lo que se conocía desde 2021.
La demanda por daños que reclaman víctimas y familiares superaría en libras los US$120 millones, que finalmente afrontarían los Estados por la cláusula de indemnidad patrimonial en los contratos de compra que celebraron los gobiernos con los productores de vacunas autorizadas en condiciones de emergencia.
La mirada de una especialista
Cohen, patóloga pediátrica que reside Sheffield, Reino Unido, recordó en diálogo con LA NACIÓN que en abril de 2021 ya había reporte de casos del síndrome de trombosis con trombocitopenia en la revista BMJ (British Medical Journal) asociados con la vacunación, sobre todo en mujeres jóvenes. Luego, fueron apareciendo casos aislados con otras plataformas.
“Al poco tiempo de comenzar la pandemia, se observó que la infección por el virus SARS-CoV-2, podía producir microtrombosis en los capilares pulmonares en pacientes susceptibles. Era por una combinación de los antígenos del virus de Covid en la proteína Spike con el huésped con predisposición inmunogenética a desarrollarlas. También, se producían miocarditis, nefritis, diabetes, tiroiditis, entre otras complicaciones”, explicó Cohen.
Para el desarrollo de las vacunas, según continuó, “se utilizó el antígeno viral que, una vez en el organismo, imita la enfermedad para despertar la respuesta inmunológica, por lo que no es que la vacuna sea defectuosa, sino que es una reacción del huésped susceptible a los antígenos del virus”.
La Universidad de Oxford, según indicó, estimó que la vacuna producida habría salvado a seis millones de personas durante la pandemia.
“Lo importante es que la población que recibió la vacuna sepa que es una complicación rara y que aparece inmediatamente, a los pocos días, de la aplicación. No se han descripto casos de ocurrencia a los tres años”, finalizó Cohen en diálogo con este medio por vía telefónica.