“Tengo varias ideas de aplicaciones que cada tanto me voy anotando y esta es la primera que desarrollo”, cuenta Pablo Mantiñan. Músico (tocó, entre otros con La Renga y Las Pastillas del Abuelo), decidió crear IziPark, una app que permite “conectar” a choferes con propietarios que deseen alquilar un espacio de estacionamiento en su casa, generando así una alternativa a la hora de estacionar en la Ciudad de Buenos Aires, San Isidro, Martínez y Vicente López.
Estos espacios disponibles pueden ser: dentro del garaje, antecocheras -veredas profundas que permiten dejar el auto dentro de las propiedades privadas sin obstruir el tránsito peatonal de la vereda-, y por último el espacio de la calle que está habilitado para el acceso del propietario a su garaje. Sobre este punto, que involucra el espacio público, el creador señala que “el espacio de calle frente al garage de cada vivienda está habilitado como derecho de paso hacia y desde su vivienda”. “En la práctica, en los usos y costumbres, es el propietario quien habitualmente lo ocupa para estacionar su auto, autorizar a sus visitas y familiares a ocuparlo o a quien desee/necesite según su voluntad. Hasta en ocasiones, saca un par de sillas y se sienta a tomar mate y ver a la gente pasar un día soleado. En definitiva… tiene potestad”, señala Mantiñan.
La plataforma se estrenó este mes y está disponible para iOS y Android. Para utilizarla solo es necesario bajarse la aplicación, registrarse y solicitar un spot (un lugar disponible) en el mapa para estacionar. El costo actual es de 9 pesos el minuto (“el costo más bajo del mercado”, dice el creador). Aquellos que quieran registrarse para ofrecer un punto de alquiler tienen que pasar por un proceso más largo para validar que efectivamente son los dueños de ese espacio.
El debate sobre el espacio público
Pero, más allá de eso, ¿puede haber multas, si la Policía ve un auto estacionado en la entrada de un garage? Según su visión, “hace ya un tiempo que la Ciudad habilitó canales de comunicación para que los frentistas puedan reportar si algún vehículo ajeno (o no autorizado por él) ocupó su espacio, impidiéndole el ingreso/egreso hacia/desde su vivienda. Una vez reportado el incidente, los oficiales de tránsito proceden presentándose en el domicilio, labrando un acta de infracción y eventualmente removiendo con grúa el auto del infractor”, describe. “Fue la creciente crisis de estacionamiento la que generó que los frentistas empezaran a ocupar los espacios delante de sus cocheras al no encontrar otros lugares donde estacionar. De ahí es que ya no se aplican multas de oficio, pues sería un desperdicio enorme de recursos si tenemos en cuenta que, en la enorme mayoría de los casos, los autos que están estacionados al frente de garajes privados son de los habitantes de las viviendas o bien autorizados por ellos. Todas esas infracciones labradas de oficio se apelarían y serían luego desestimadas por el juez de faltas”.
Por último, según su lectura del arreglo no se trata de un alquiler. “Nosotros brindamos la plataforma y luego son los usuarios los que moderan la comunidad. Cada estadía es un acuerdo entre privados, donde un usuario conductor solicita un espacio en cierto radio de cuadras y al ver qué lugares están disponibles, elige uno y estaciona por pocos minutos o algunas horas. El intercambio es de “minutos para ocupar un espacio” por “monedas digitales” que luego pueden canjearse o ser usadas dentro de la comunidad. Por lo que esta interacción no queda enmarcada dentro de la figura de alquiler tal como la conocemos”.