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Templos y santuarios de Japón: un recorrido espiritual de Tokio a Kioto

Antes de empezar este viaje debes saber algunos datos sobre la cultura japonesa. La espiritualidad impregna todos los aspectos de la vida cotidiana del país, desde el ámbito laboral, pasando por la gastronomía, hasta llegar a las ceremonias del té. El budismo es una de las dos religiones más importantes de Japón, hay tantísimas variables que podríamos estar un día entero enumerándolas, lo mismo ocurre con el sintoísmo, que es la otra religión del país.

Se dice que el 80% de la población practica el budismo y el 80%, el sintoísmo. ¿Cómo es esto posible? Tiene una razón lógica: el sincretismo. Es decir, la mayoría de los japoneses practican las dos religiones a la vez, ya que no son incompatibles. Mientras el sintoísmo prioriza la naturaleza el budismo, el ser y los valores humanos. Por eso, es importante saber a la hora de organizar tu viaje que los templos que encontrarás en Japón solo son budistas, mientras que los santuarios son sintoístas. Viajar a Japón sin entender su espiritualidad es hacer un viaje incompleto porque nos faltaría el 50% de la identidad del país.

Una vez en el terreno, seguramente quieras saber cuáles son aquellos templos icónicos y los más curiosos de ver. Aquí podrás encontrar algunos de ellos.

Templos y santuarios de Japón: un recorrido espiritual de Tokio a Kioto

PRIMERA PARADA: TOKIO

Si empiezas el recorrido en Tokio, ¿qué templos no deben faltar en tu mapa? En el distrito de Asakusa, se encuentra Sensoji. Sin duda, uno de los templos budistas más coloristas y populares de la ciudad de Tokio, y el más antiguo, del año 645. Cuenta la leyenda que dos hermanos pescaron una estatua de la diosa Kannon (la diosa de la misericordia) en el río Sumida, y aunque la devolvieron siempre retornaba a ellos. Es por ello que se construyó un templo en su honor.

Para acceder a este templo hay dos entradas posibles, para llegar a Kaminarimon tendrás que recorrer la calle comercial de Nakamise con varios siglos de historia. No será ninguna calamidad, ya que es una de las principales calles de la ciudad.

En Tokio también se encuentra el santuario sintoísta de Meiji. Ubicado en el distrito de Shibuya, este santuario es todo un sueño, está dedicado a los espíritus del emperador Meiji y a su mujer, la emperatriz Shoken, y cuenta con un bosque que cubre un área de 700.000 metros cuadrados, con cerca de 120.000 árboles de 365 especies diferentes. La visita por los jardines y en el templo es toda una experiencia para entender el sintoísmo y algunos de sus rituales.

A una hora del centro de Tokio, en Kamakura, no puedes perderte el templo del Gran Buda. En el templo budista Kotokuin es donde se encuentra la majestuosa figura del Daibutsu, una de las más bonitas y también de las más visitadas. Tiene una altura de 11,4 metros y ha sido la segunda estatua de Buda de bronce más alta de Japón, superada únicamente por la estatua del templo de Todaiji en Nara, y algunas otras creaciones recientes. Fue fundida en 1252 y estuvo ubicada en su origen en el interior del templo, pero cuando los edificios se destruyeron a causa de tifones y tsunamis en los siglos XIV y XV, se dispuso en el exterior, donde permanece desde entonces.

El santuario Toshogu en Nikko, Japón.

SEGUNDA PARADA: NIKKO

A unas dos horas de Tokio, el santuario Toshogu es un must si viajas a Japón. Se encuentra en la pequeña ciudad de Nikko, que es conocida por albergar una gran cantidad de santuarios, recintos sagrados y onsen (balnearios japoneses). Toshogu es uno de los más importantes del conjunto de templos y santuarios nombrados Patrimonio de la Humanidad. Se inició como un mausoleo, pero fue ampliado al complejo que se puede visitar hoy en día durante la primera mitad del siglo XVII.

Como curiosidad, además de lo lujoso que es, en él se pueden apreciar elementos sintoístas y budistas. Esto tiene una explicación, ya que era común que los lugares de culto contuvieran elementos de ambas religiones hasta el periodo Meji, en el que el sintoísmo se separó del budismo. En la mayoría de los santuarios se eliminaron los elementos budistas, y lo mismo ocurrió con los templos. Pero no ocurrió lo mismo en Toshogu, donde se mezclan ambos.

Ise- Jingu- Naiku, el gran santuario de Japón.

TERCERA PARADA: ISE, EL GRAN SANTUARIO

Ise- Jingu- Naiku es el gran santuario de Japón, no hay un lugar más sagrado para los japoneses que este. Por lo tanto, si quieres conectar con la cultura y la espiritualidad de Japón, este es uno de los lugares que debes visitar.

Naiku es el edificio más destacado del complejo de Ise-Jingu, que se construyó en el siglo IV, aunque algunos estudios lo sitúan en siglos anteriores. Es importante porque está consagrado a la diosa del Sol, Amaterasu Omikami, la más venerada en la religión sintoísta.

Se visita todo el año, aunque es muy concurrido durante el Año Nuevo, cuando muchos japoneses acuden hasta aquí para atraer la buena suerte. Si estás en Japón, en abril o hacia finales de septiembre, puedes asistir al Festival Kagura, en el que se ofrecen espectáculos de danza y música ancestral japonesa dedicados a Amaterasu Omikami.

Para acceder a Naiku hay que cruzar el puente de madera Ujibashi. Una vez atravesado, tu viaje será al pasado, o más bien a un lugar casi sobrenatural. El ambiente que se respira en el santuario es muy especial.

Muy cerca de este lugar, en Osaka, se encuentra Koyosan, el centro del budismo shingon, una de las escuelas budistas más importantes del país, con más de 1.200 años. El templo Kongobuji, la Pagoda Konpon Daito y el cementerio Okuno-inn son tres espacios de obligada visita. Este es un buen lugar para alojarte en un monasterio budista, si no lo has hecho nunca es una experiencia que hay que vivir una vez en la vida. Esta es una de las propuestas del viaje La esencia de Japón que organiza EL PAÍS VIAJES junto con Patricia Paulo, investigadora incansable de las grandes enseñanzas impartidas por filósofos, religiones y escuelas de pensamiento a lo largo de la historia. Con ella podrás conectar con el Japón más tradicional y moderno durante 13 días. Este viaje está previsto para el mes de octubre y puedes encontrar más información en este enlace.

El gran Buda de Nara, Japón.

CUARTA PARADA: KIOTO

Como no podría ser de otra forma, en Kioto se localizan los grandes templos del país. Si no tienes demasiado tiempo para realizar tu viaje, no puedes perderte algunos de los que hay en la ciudad y sus alrededores.

Puedes empezar por el templo Ryoan-ji, que alberga un misterioso jardín de piedra, el más antiguo del país. Se trata del hiraniwa, un jardín plano sin colinas o estanques, pero que revela la simplicidad y la armonía de los principios de la meditación zen. Fue construido en 1450 por Daimyo Hosokawa Katsumoto, pero nadie sabe cuándo se hizo el jardín de rocas, quién lo diseñó y cuáles fueron sus intenciones. Un misterio en toda regla.

A unos 15 minutos podrás pasear por el bosque de bambú de Arashiyama y los jardines del Templo Celestial del Dragón, Tenryu-ji, el más importante en el distrito de Arashiyama. Se trata de uno de los grandes cinco templos de la ciudad, catalogado como Patrimonio de la Humanidad. Sus jardines son una joya, sobre todo en el cambio de estación.

A una hora de Kioto, en Nara, disfrutarás como nunca conociendo el templo de Todaiji, donde podrás admirar el Buda más grande de Japón. Como su nombre indica es el “Gran Templo Imperial”, construido en 752. La sala principal de Todaji, el Daibutsuden, tenía el récord mundial de ser el edificio de madera más grande del mundo. El templo guarda la estatua de bronce de Buda (Daibutsu), el motivo de la visita hasta aquí. Este Buda sentado alcanza los 15 metros de altura y representa al Buda celestial Vairocana flanqueado por dos Bodhisattvas.

*Tienes toda la información del viaje a Japón con Patricia Paulo en nuestra web de EL PAÍS VIAJES.

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