Desde hace unos días respiro entre aliviada y esperanzada por la decisión del presidente Biden de retirarse de la campaña electoral por la presidencia de EE UU. Elegido con apenas 29 años como senador de su Estado, Delaware, hasta llegar a la presidencia en 2020, su hoja de servicios ha sido mayormente intachable. Nada más ganar el escaño en 1972, sufrió la pérdida de su primera mujer y de su hija en un accidente de coche. Sus otros dos hijos resultaron heridos y él pensó dejar el Senado pero, como ahora con 81 años, Biden decidió seguir adelante y volver en tren cada noche desde Washington para cuidarlos. No es de los que abandona fácilmente. Lo hemos visto estas últimas semanas. Ahora ha demostrado que es un verdadero hombre de Estado y ha hecho lo que debía. Gracias, Joe.
Charlotte Stern Barkerding. Murcia
Sobre el CIS
El reportaje sobre el CIS publicado el domingo 21 no respeta en varios momentos la realidad de los hechos, presentando como trabajadores del CIS a personas que no lo son. En la entrevista que me hicieron no recogieron todas mis aclaraciones y respuestas, como se habían comprometido previamente. En el título mencionan a “los trabajadores descontentos del CIS”, sin dar ningún nombre y sin que hayamos recibido en los últimos años quejas internas o manifestaciones públicas en ese sentido. Es una imputación injusta y no verificable. Solo se han recogido testimonios negativos sobre mi gestión al frente del CIS, desconociendo el gran número de reputados catedráticos/as en Ciencia Política y Sociología que no comparten tales opiniones. Podríamos facilitarles una larga lista de académicos más relevantes que los que mencionan en su reportaje. Las opiniones sumamente críticas de Emilio Lamo y otros antiguos asesores del CIS (dos personas de un Consejo de 14), ya fueron objeto de respuesta en la reunión en la que el profesor Lamo formuló tales críticas, recogidas en las actas. Críticas que coinciden con las que el PP y Vox formulan recurrentemente, lejos de reflejar el parecer de la mayoría de los sociólogos y politólogos.
José Félix Tezanos. Madrid
Edificios sin vecinos
El mes que viene mi abuela cumple 85 años, de los cuales lleva 60 viviendo en la misma finca. Un barrio pequeño en el que conocía a todo el mundo, todos eran “de alguien” y podía hablar con cualquiera. A sus 85, no solo ha visto a muchas de sus vecinas y amigas morir: los pisos de su edificio se han convertido, poco a poco, en viviendas turísticas ilegales. Además de los problemas que eso encierra, hay toda una generación de ancianos que han perdido la posibilidad de socializar con sus vecinos, porque han dejado de tenerlos.
Celia Ramiro Chulvi. Valencia
Nico y Lamine
El hecho de que hijos de inmigrantes puedan llegar a la élite no hace más que reforzar el falso discurso de que cualquiera que se esfuerce puede llegar arriba. Sin reparar en que tan solo una minoría de los de abajo, con suerte y mucho talento, pueden llegar arriba. Sin darse cuenta de que arriba no hay sitio para todos.
Mariano de Mingo Rodríguez. Alpedrete (Madrid)