¿Qué queda de la antigua ciudad de Troya? ¿Se puede visitar? ¿Fue un mito o realmente existió? De Troya se ha escrito muchísimo a lo largo de la historia de la humanidad, aunque, sin embargo, haya algunas personas, sobre todo las más jóvenes, que, a no ser que hayan estudiado Mitología Griega en la escuela, la recordarán mucho más por la película que se estrenó en 2004 y que estuvo a cargo del director Wolfgang Petersen en la que aparecían rostros tan hollywoodienses como Brad Pitt, Eric Bana u Orlando Bloom. Obviamente esa Troya, inmortalizada por la ciencia ficción, poco tiene que ver con aquella de la que habló Homero en la Ilíada, y en la que se desencadenaría una de las guerras más conocidas de la historia mundial que permitiría que el mismo autor escribiera la Odisea, la vuelta de Odiseo tras la batalla a su hogar, Ítaca, un viaje al que destinaría nada más y nada menos que 10 años.
Mucho se ha hablado de la existencia de la ciudad de Troya, de si la guerra fue o no fruto de un relato épico y si realmente tuvo lugar. Tampoco se ha podido comprobar si existió realmente la figura de Homero o si fueron varios autores quienes escribieron ambos clásicos. Otros tantos aseguran que, además de poeta, Homero —del cual se dice que nació en Jonia, Turquía— fue un gran historiador y que aquel relato que hizo sí sería cierto, siendo el desencadenante de los conflictos entre persas y griegos. Pero, claro, deberíamos remontarnos al siglo VIII antes de Cristo, a lo que se conoce como Grecia antigua, para poder averiguarlo. Lo que sí conocemos con total seguridad son aquellos poemas que dejó por escrito el autor y que conforman hoy la base de lo que se conoce como una epopeya griega, es decir, un mito donde se traza a la perfección una historia popular entre héroes y villanos, buenos y malos, dioses y mortales.
No se conoce la fecha exacta en la que se publicó la obra de Homero, sin embargo, los historiadores calculan que sería en la segunda mitad del siglo VIII antes de Cristo, aunque algunos la sitúan un siglo antes. La Ilíada consta de más de 15 versos, centrándose en un héroe principal, Aquiles. La historia, que podría situarse entre los años 1194 y 1184 antes de Cristo, cuenta los acontecimientos sucedidos durante 51 días en el décimo y último año de la guerra de Troya. El título de la obra viene del nombre griego de Troya, Ιlión, de ahí que se llame Ilíada y no Troya.
La guerra de Troya: el rapto de Helena y el final de un héroe
¿Y qué sucedió en esa guerra y por qué sucedió? Lo que cuenta la mitología griega sobre el conflicto que enfrentó a aqueos (griegos) y troyanos es que todo empezó con una manzana de oro. Así de sencillo. Para entenderlo tenemos que remontarnos mucho atrás, a la creación del mundo y de los dioses griegos. Zeus, el dios del Olimpo, después de destronar a su padre Urano, recibió una profecía de que él mismo sería destronado por uno de sus hijos. Así que en el momento en el que él y Poseidón rivalizaban por la ninfa Tetis, Zeus decidió desvincularse al recibir una profecía que decía que el hijo de Tetis sería más fuerte que su padre, es decir, que él mismo. Finalmente, Zeus se las ingenia para que la ninfa se case con Peleo, un mortal, y dé a luz al guerrero Aquiles, a quien pronostican que morirá joven en Troya.
A esa boda acuden todos los dioses menos Eris, la diosa de la discordia, quien se presenta de imprevisto dejando una manzana de oro para la mujer o diosa más hermosa. Las diosas Hera, Atenea y Afrodita rivalizan por ella, por eso Zeus nombra a Paris, príncipe de Troya, como árbitro. Cada una de las diosas quiso sobornarle: Atenea le ofrece la victoria en la batalla; Hera le da el poder político, y Afrodita el amor de Helena de Esparta, la mujer (mortal) más bella del mundo. Sin pensarlo se queda con Helena, y así se inicia el rapto que desencadena la guerra de Troya. Helena, esposa de Menelao, rey de Esparta y hermano de Agamenón, decide recuperarla y se dispone a invadir Troya con sus tropas, entre las que se encuentran los mejores guerreros de Grecia, como Aquiles.
Por tanto, la Ilíada se centra, principalmente, en toda la batalla bélica que llega a su final con el enfrentamiento entre los dos mayores protagonistas, Aquiles (Grecia) y Héctor (Troya); la posterior muerte de Aquiles con la flecha de Paris que llega al único punto débil que tiene, su talón, y, finalmente, al ingenioso caballo de Troya que permite que los griegos puedan entrar en la ciudad y hacerse con la victoria. A partir de entonces, se inicia la Odisea, que es ya otra historia.
El descubrimiento de la ciudad de Troya
La ciudad de Troya no existe tal y como se puede conocer en la obra de Homero, sería imposible pensar que un lugar haya sobrevivido a tantos siglos de vida. Sin embargo, los historiadores calculan que la ciudad estuvo habitada desde principios del tercer milenio antes de Cristo y que se encuentra en la provincia turca de Çanakkale, ocupando un importante lugar en el mar Negro.
Hoy en día se pueden visitar sus ruinas, cuyo descubrimiento no estuvo exento de polémica. Las ruinas de Troya fueron descubiertas en las excavaciones realizadas en 1871 por un millonario y enamorado de la arqueología y de la obra de Homero, Heinrich Schliemann, quien liderando un equipo un tanto inexperto inició unas excavaciones que resultaron dar en el clavo. Al parecer se habían realizado unas prospecciones iniciales en 1865 por el arqueólogo aficionado Frank Calvert, que le servirían de guía. En 1998, el sitio arqueológico de Troya fue declarado patrimonio de la humanidad por la Unesco.
Qué se puede ver hoy en Çanakkale
La ciudad de Çanakkale está situada a ambos lados de los Dardanelos y, además de ser conocida por su importante papel en la I Guerra Mundial, se la conoce por albergar los restos de la ciudad de Troya. Así lo explican desde la página de turismo oficial de Turquía: “La antigua ciudad de Troya, famosa por los poemas épicos de Homero, se encuentra cerca de Çanakkale. Los visitantes pueden explorar las ruinas de esta legendaria ciudad, incluido el caballo de madera reconstruido”. Çanakkale, además de las ruinas, cuenta con un museo naval, el castillo de Kilitbahir, que construido por el sultán Mehmet el Conquistador es una fortaleza histórica que ofrece vistas panorámicas de los Dardanelos, y el memorial de los Mártires de Çanakkale, un monumento que homenajea a los soldados turcos que perdieron la vida durante la campaña de Galípoli en la I Guerra Mundial.
Desde aquí, se recomienda visitar también la antigua ciudad de Pérgamo y el Asclepion, el famoso hospital del mundo antiguo, dedicado al dios de la salud, Esculapio, de los túneles de dormición, el pequeño teatro para los pacientes, las piscinas, la larga calle antigua y el patio con columnas jónicas. También la ciudad de Efeso, la ciudad antigua mejor conservada de Asia Menor que cuenta con el templo de Adriano, los baños romanos, la biblioteca, el odeón y el teatro, así como la casa de la Virgen María y la columna del famoso Artemision, una de las siete maravillas del mundo antiguo.
Y, por último, la ciudad griego-romana de Afrodisias, nombrada así en honor a la diosa Afrodita, que fue conocida en toda Asia Menor como centro de medicina y filosofía.
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