Javier Guerrero, un pastor de 26 años de Pontones (Jaén), acaba de llegar con sus ovejas al parque natural de Sierra Cardeña y Montoro (Córdoba) para cumplir con la tradición familiar de la trashumancia. Hijo y nieto de pastores trashumantes en la jiennense Sierra de Segura, este joven acaba de crear Vida Trashumante, un proyecto en el que funde innovación y sostenibilidad pero sin perder de vista sus raíces.
“Es un proyecto que busca honrar nuestras raíces y a mis ancestros, pero al mismo tiempo innovar y adaptarme a los nuevos tiempos”, explica Guerrero sobre un plan que suma a su faceta ganadera el lanzamiento de una línea de aceite de oliva que aprovecha la lana de las ovejas en sus envases y, por último, que propone al viajero una experiencia de ecoturismo realizando alguna de las etapas de la trashumancia entre la Sierra de Segura y las zonas más cálidas de Sierra Morena.
Javier Guerrero es ganadero autónomo desde los 18 años. Gestiona su propia ganadería con 470 ovejas de la raza segureña, que se complementan con otras 800 de la explotación que regenta su padre. Sus ingresos del último año fueron de algo más de 70.000 euros (“la ganadería vive horas bajas”, asegura) pero ahora espera aumentar su mercado gracias al lanzamiento del aceite de oliva Trashumante, del que va a envasar 1.200 litros. Este aceite, que Guerrero extrae de sus olivos arrendados en el parque de Sierra Cardeña y Montoro, tiene la particularidad de que viene presentado en un envase decorado con la lana de las ovejas gracias a la complicidad que ha encontrado en los artesanos Ana y Francis Tejedores, ganadores del Premio Nacional de Artesanía por su actividad de recuperación de la lana. El aceite se vende a 28 euros la botella de medio litro y tiene su principal nicho de mercado en las tiendas gourmet y en restaurantes.
El resultado ha sido el de un aceite de oliva que, según dice, “representa el fruto del baile ancestral entre los olivos y las ovejas trashumantes, que se convierten en parte del ciclo de vida del olivo”. Este amante de la naturaleza explica que este intercambio natural beneficia a todas las partes. “Cada gota lleva consigo la esencia de este cuidado entre el olivar y las ovejas”, apunta.
“Vida Trashumante es un proyecto que va mucho más allá de producir alimentos. Es mi manera de innovar y llevar nuestra tradición al futuro”, sostiene este emprendedor jiennense. A su juicio, lo más relevante de esta iniciativa es su vertiente social “para revalorizar la figura del pastor como gestor medioambiental”
La tercera pata del negocio de Javier Guerrero es el producto turístico, llamado Viaje a la trashumancia, que propone experiencias de ecoturismo para realizar alguna de las etapas que los ganaderos emplean en trasladar sus rebaños desde los picos más fríos de Segura hasta los pastos y dehesas de Sierra Morena. Para esta vía de negocio Guerrero se ha aliado con otra emprendedora paisana suya, Yolanda Vizcaíno, una enfermera que dejó su trabajo en un hospital de Bruselas para regresar a su tierra y crear la empresa de servicios turísticos Aventura Hernán Pelea.
A Guerrero siempre le ha perseguido su vocación emprendedora. Sin embargo, admite que fue tras un viaje que realizó a Tanzania hace dos años cuando cambió su manera de enfocar su vida. “Me cambió por completo la mentalidad y empecé a valorar mucho más lo que tenía y lo que estaba haciendo”, resume el pastor andaluz, que permanecerá los próximos meses junto a su ganado en los pastos de Sierra Morena hasta que, en primavera, se inicie el retorno a la Sierra de Segura para completar el viaje de ida y vuelta que marca el rito de la trashumancia.