Fri. Jan 10th, 2025

“¡Jódete, Gaudí!”, le atiza en sus vídeos. Pero, como buena némesis del arquitecto, Brontë es también un gran conocedor de su obra, y sus respectivas vidas se reflejan como en una obsidiana. “Nacimos un 25 de junio, soy vegetariano como él, y los dos fuimos un poco raritos en el colegio. Aunque yo salí del armario y él no”, precisa frente a un café. “No, no hay pruebas de que Gaudí fuese gay”, ríe. Les une sobre todo una loca afición a las curvas y los ornamentos, porque como bien saben sus seguidores de Instagram y TikTok (@brontesbien), a este madrileño de 27 años le fascinan los edificios modernistas. En estas páginas posa en uno de sus preferidos, el palacio de Longoria, al que en uno de esos vídeos sobre modernismo ha descrito como el “jódete Gaudí definitivo”. También ha elogiado con este grito de guerra la Colonia de la Prensa en Carabanchel o a Antonio Palacios, pero ni siquiera es que Gaudí le disguste. “Lo que de verdad quiero decir con esa frase es que su modernismo no es el único que merece la pena. Me fastidia su marketing, que se promocione tanto sus edificios mientras otros modernistas de Barcelona están cayéndose a pedazos”, explica. Y en su móvil enseña un azulejo que acaba de “rescatar” en una visita a la capital catalana. “En España solo cuidamos los sitios que les gustan a los guiris”.

A Brontë el modernismo le salvó una vez la vida. Fue precisamente allí, en Barcelona, adonde se mudó cuando, tras estudiar Sociología y Políticas en Madrid, empezó a trabajar de guía en el castillo de Santa Florentina de Canet del Mar. “Hacía de todo. De hecho lo que más me gustaba era limpiar las vidrieras de Montaner”, dice en alusión a su ídolo e iniciador en el modernismo, Lluís Domènech i Montaner, quien en 1910 diseñó algunos espacios de ese castillo. Allí Brontë descubrió que había días en los que solo la belleza conseguía animarle, y cuando poco después entró “en una racha muy oscura”, se echó a las calles de Barcelona a aumentar la dosis. “Pedía citas en dentistas solo porque quería colarme en determinados portales. Sonará tonto, pero visitar edificios modernistas fue mi salvación”. Se refiere, por ejemplo, al hospital de Sant Pau, una de las joyas del modernismo de Montaner, donde el pasado enero grabó uno de sus primeros vídeos de TikTok. Se hizo viral (“púdrete, Gaudí”) y eso le animó a divulgar otros edificios modernistas como los de Alicante, de la que ha dicho que es como “esa prima choni que tiene muchas cosas guays pero las mezcla mal”. “Hasta ahora el más visto es el de las cafeterías para buscar marido rico. Gustó por lo que gustó, pero muchos seguidores me han dicho que también hizo que empezaran a interesarse por el modernismo”.

@bronteesbien

¿Estáis hartas de ser pobres? Hoy os traigo cuatro cafeterias modernistas para encontrar un marido rico! #humor #madrid #planesmadrid #rutamadrid #modernismo #cafeterias #comedia #artetiktok #historiatiktok #arquitectura

♬ sonido original – Bronte

De todos los estilos, él prefiere este último porque “es el más drag”, así que no es de extrañar que, como un buen programa de RuPaul, sus vídeos y chascarrillos (todo un diccionario Z, habla de edificios para “divorciadas” y otros “a punto de volcar de chorro”) tengan un trasfondo reivindicativo. “Jamás colaboraría con una de esas inmobiliarias tiktokeras. La especulación tiene mucha culpa de que las ciudades cada vez tengan menos identidad propia, que es una de las cosas contra las que intento luchar. Creo, como Montaner, que la gente tiene que sentirse representada por los edificios de su ciudad, y eso es algo que el modernismo consiguió incorporando no solo símbolos locales como el dragón de Sant Jordi sino artesanías como la del azulejo”, explica Brontë, y añade que también se ha puesto límites como guía de las visitas que organiza en Madrid y Barcelona. “Me niego a hacerlas en inglés. Yo lo que quiero es enseñarle los edificios de una ciudad a la gente que de verdad va a sentirlo si alguna vez los derriban”.

Con ese mismo objetivo le gustaría grabar documentales y comisariar una exposición sobre suelos modernistas, su debilidad, de los que dice que no entiende que no tengan ya un museo en Barcelona siendo tan famosos los de esta ciudad. Por supuesto ya ha pensado el título. No, es uno más bonito: “Jardines de interior”.

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