Hace 15 días los vecinos de Sevilla vieron pasear, casi desafiando a la ubicuidad, a un personaje que mantiene la atención de los paseantes por diferentes puntos de la ciudad. Se le vio entrar en el Palacio de los Marqueses de la Motilla y la Facultad de Bellas Artes, en pleno corazón histórico, también a bordo de un barco cruzando el Guadalquivir… Captado por las cámaras de los teléfonos móviles, viralizado en vídeos de Instagram y Tik-tok, a nadie se le escapa ya la presencia en Sevilla de Berlín, el personaje que interpreta el actor gallego Pedro Alonso (Vigo, 1971), que rueda estos días en la capital andaluza la serie homónima para Netflix -producida por Vancouver Media-, una suerte de spin-off de La Casa de Papel, que, con más de 6.700 millones de horas visionadas, la convierten en una de las producciones españolas más vistas en el mundo.
Una vez finalizados los rodajes en la capital hispalense, la producción pondrá rumbo a Jerez de la Frontera, ciudad donde acaba de concluir también el rodaje de The Young Sherlock Holmes para Prime Video. Es sólo una pequeña muestra que confirma el poder de atracción de Andalucía para la industria cinematográfica nacional e internacional, que a su vibrante arquitectura y paisajes urbanos le suma una media de 3.283 horas de sol al año y convierte a la comunidad andaluza en “la California del Sur de Europa”, como la bautizó el multipremiado director de fotografía Álex Catalán.
Según los datos extraídos de la última memoria presentada el pasado mes de noviembre por la Andalucía Film Commission, Andalucía acogió en 2023 un total de 1.381 rodajes de distintas tipologías que supusieron un impacto económico directo e indirecto de 110.031.600 euros y generaron 21.018 empleos. “El sector ha podido mantenerse a pesar de la huelga de guionistas y actores de Hollywood a principios del año pasado y de la cada vez más creciente competitividad de otras regiones de España”, aseguran desde esta oficina andaluza de promoción y captación de rodajes.
Pero una vez consolidada la industria, el reto ahora es el siguiente: repercutir estos rodajes, que exportan la imagen de Andalucía al mundo, en el sector turístico. O lo que es lo mismo, que el cine sirva también en nuestra región para atraer visitantes que quieran conocer y recorrer los escenarios naturales de sus películas y series preferidas.
El Estudio sobre la repercusión en el sector turístico de los rodajes en Andalucía, realizado por Andalucía Film Commission en 2023, estima una media de 10.320 personas recibidas anualmente en Andalucía por este motivo. “La imagen cinematográfica tiene efectos directos en el turismo y Andalucía forma parte importante de la historia del cine y de la industria audiovisual en la actualidad, por lo que cuenta con ventaja en este ámbito”, aseguran fuentes consultadas en la Consejería de Turismo de la Junta de Andalucía.
A lo largo del último siglo, Andalucía ha sido escenario de cientos de rodajes cinematográficos. Desde aquellas imágenes que reflejaron cómo era Un día en Málaga (1914) hasta las últimas temporadas de Juego de tronos, The Crown y otras series y películas de éxito reciente, las ocho provincias andaluzas han servido como escenario de producciones de todo el mundo y de todo tipo. Películas y series de los más diversos géneros, argumentos y presupuestos: desde súper producciones como Star Wars Episodio II: El ataque de los clones, Exodus o Indiana Jones y la última cruzada a cintas míticas del siglo XX como El Cid, Lawrence de Arabia o La historia interminable, sin olvidar el cine patrio con enormes éxitos de taquilla como Ocho apellidos vascos, La isla mínima o Alatriste.
Itinerarios de rodajes
Partiendo de este potencial y con el objetivo de que el cine sea una excusa para visitar Andalucía a la altura del tradicional sol y playa o los recientes atractivos de sus museos y oferta cultural contemporánea -con festivales como la Bienal de Flamenco de Sevilla y el Festival de Jerez-, ha nacido la Gran Ruta del Cine de Andalucía -recogida en el blog oficial Andalucía un destino de cine-, todo un muestrario de itinerarios por las ocho provincias para conocer directamente los enclaves de rodaje, con opciones tan clásicas, como aptas para frikis y nostálgicos.
Detengámonos en la ruta La Trilogía del Dólar de Sergio Leone en Almería, que recorre los paisajes desérticos del poniente andaluz donde se rodaron Por un puñado de dólares (1964), La muerte tenía un precio (1965) y la más exitosa de las tres, El bueno, el feo y el malo (1966). El desierto de Tabernas en Almería fue uno de los grandes protagonistas de estas películas con diálogos breves y larguísimas escenas paisajísticas del que es el desierto más grande de Europa. “Las localizaciones de las películas dejan una huella imborrable en los viajeros y crea vínculos profundos entre los espacios reales y sus representaciones ficticias”, asegura el presidente de la Andalucía Film Commission, Carlos Rosado.
No duda el experto de que la proyección de escenarios en estas películas convierte una ciudad o un paisaje concreto en un “destino de peregrinación”, algo que ya ha ocurrido en la provincia de Almería desde que se puso en marcha esta ruta en 2016. Pero veamos un segundo ejemplo, el rodaje de Juego de Tronos en Sevilla, convertido hoy en una ruta con parada en algunas de las localizaciones más impactantes de la serie: las ruinas romanas de Itálica (Santiponce), el Real Alcázar y las Atarazanas. Asegura Rosado que la influencia de Juego de Tronos sigue vigente en estos espacios: “El Alcázar de Sevilla, ha visto un incremento de un 21% de visitantes desde 2014, y un rejuvenecimiento de la edad media de los que acuden”. No en vano, los productores de la serie han reconocido que el Alcázar se acercaba tanto a lo que buscaban que no fueron necesarios los retoques digitales, algo que la convierte en la única localización que aparece tal cual en la producción de HBO.
El presidente de la Film Commission defiende igualmente el novedoso concepto “turismo de pantalla”, un fenómeno en alza que ha modificado el perfil del visitante a Andalucía. “Este perfil nuevo de espectador tiene varias características. Son generalmente gente joven, profesionales, que no van a los sitios a plantar la tumbona y la sombrilla al muy respetable turismo de sol y playa, sino que interactúan con el lugar”, detalla. Y un plus para rematar: “son muy activos en las redes sociales, con lo cual se convierten ellos mismos en difusores de la experiencia”.