El magnetismo de Barcelona se traduce cada año en el creciente número de turistas en sus calles y sus playas urbanas. En menos de una década, la cifra de visitantes se ha duplicado, según datos de la consultora PwC. En 2023, más de 15 millones de personas pasearon por las Ramblas, entraron en la Sagrada Familia, se fotografiaron en el parque Güell o subieron a ver las vistas desde la montaña de Montjuic, el doble que en 2014, cuando la cifra registrada fue de 7,8 millones. Para dar respuesta a una demanda de alojamiento tan elevada, el Ayuntamiento de la ciudad creó un modelo de regulación del sector de los pisos turísticos, que se consideraba imprescindible para velar por el disfrute de los viajeros y, a su vez, por la tranquilidad de los vecinos.